Texto: Johnny Fernández
Probablemente hubo que aguardar este primer cuarto de siglo de esta centuria y emprender el siguiente cuarto hacia su mitad, con la determinación de encarar el otro más para investir el futuro del país, pero desde la ciudad de El Alto. El crecimiento demográfico del municipio, la determinación de su población y la influencia estratégica que tiene en la política y en la administración del Estado, son suficientes argumentos para aquello.
El Alto ha tenido que tropezar con los estigmas y prejuicios sociales como culturales. Que es la ciudad de la violencia, la ingobernabilidad y el conflicto permanente, pero su fecundo futuro inmediato está fundando en acciones colectivas, como en iniciativas individuales que fructifican por obra de la tenacidad alteña, pese a que la tierra es yerma.
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En menos de medio siglo de vida institucional, en 40 años, esta ciudad emergió casi del anonimato, transitó raudamente en la opinión pública, se impuso vertiginosa y con gallardía en el quehacer nacional, principalmente en estas dos últimas décadas. Y para muchos es el portavoz boliviano.
Antes de 1985 era un gigante barrio periférico de la ciudad. El Alto era desde 1970 una subalcaldía de La Paz, pero los vecinos no se conformaban con esa nominación porque la pobreza era muy extendida y los escasos recursos que la alcaldía asignaba tenía muy poco impacto. Las cifras de entonces revelaban que en realidad era una villa miseria: más del 87% de la población no tenía acceso al agua potable, alcantarillado y energía eléctrica. La infraestructura era escasa y las áreas verdes, mucho más.

No existen datos oficiales respecto del número de población que tenía El Alto cuando fue declarado municipio, pero el exalcalde de El Alto, Luis Vásquez Villamor, señala que poco después de 1985 tenía más de 300 mil habitantes.
El Censo de 1992 reveló que el municipio de El Alto tenia 414.528 habitantes y el último recuento, el del 23 de marzo de 2024, asegura que tiene 1.109.048 habitantes. En otras palabras, en 40 años tuvo un crecimiento poblacional aproximadamente de 800 mil personas.
Esa realidad se convirtió en presión desde los vecindarios y las organizaciones sociales contra el Estado. En principio fue contra el débil gobierno de Hernán Siles Zuazo y el Parlamento, que, ante la evidencia de la emergente ciudad, declaró que El Alto es la cuarta sección municipal de la provincia Murillo. El 6 de marzo, por ley de la República, nació el nuevo municipio. Y tres años después, una multitudinaria marcha alteño logró que el gobierno de Víctor Paz Estensoro declare que El Ato es una ciudad, una independiente de La Paz.
El momento fundacional solo puso en evidencia que El Alto nació como una bomba de tiempo. La iniciativa vecinal y la presión social llevaron a reconocer a la ciudad emergente, una que explotaba demográficamente, una cuyas cifras alarmaban al Estado y escaldaban a los políticos. La Encuesta Nacional de Población y Vivienda reveló la existencia de más de 307 mil habitantes y, casi 4 años después, el Censo Nacional de 1992 dio cuenta de más de 414 mil habitantes.
La cifra sacudió el andamiaje nacional y obligó a reorientar las miradas de los líderes políticos y del Estado, mientras El Alto crecía y crecía, al igual que el descontento social. Los gobiernos nacionales, regionales y el local reaccionaron para prestar urgente atención, pero los resultados eran ineficientes, mientras la población acentuaba sus demandas, principalmente, en el ámbito de servicios básicos.
Medidas urgentes sin impacto
Un año después del nacimiento formal de El Alto, el gobierno del MNR, el de Paz Estenssoro, puso en vigencia el Fondo Rotatorio de Agua y Alcantarillado (FRAL) “para instalar las matrices de tuberías para agua y alcantarillado”, con el objetivo de disminuir el evidente déficit sanitario. La particularidad de esta experiencia estribó en que los propios vecinos (los nuevos migrantes campesinos y mineros “relocalizados”) se procurarían las conexiones de agua y alcantarillado, en especial, que ya se encontraban asentados en varias villas de la urbe. Pero los resultados, no fueron los esperados. Tras la estropeada experiencia, el gobierno propuso una reformulada asistencia para todo el país mediante el Fondo Social de Emergencia (FSE).
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ECOSYSTEM
Nature, in the common sense, refers to essences unchanged by man; space, the air, the river, the leaf. Art is applied to the mixture of his will with the same things, as in a house, a canal, a statue, a picture.