En sus 40 años de historia oficial, El Alto se muestra más fuerte que nunca gracias a su identidad y un crecimiento sostenido. Incluso, se consolida como el corazón emergente de Bolivia y hace un contrapeso clave con el departamento cruceño, considerado el centro económico del país. “Así como no se puede entender Bolivia sin Santa Cruz, tampoco se puede entender el país sin El Alto”, afirma el sociólogo alteño Carlos Hugo Laruta y como él, distintos actores coinciden en que la urbe alteña crece sin precedentes.
Cuando hablamos del aporte económico de El Alto al país, Laruta resalta que las columnas de la ciudad son el emprendimiento y la innovación.
“En los años 80 y 90, miles de campesinos migraron hacia El Alto, y ante un Estado y un empresariado débiles, el alteño se vio obligado a convertirse en un emprendedor, un emprendedor masivo”, explica el sociólogo.
Los datos hablan por sí solos. El economista Martín Moreira señala que El Alto tiene una economía en crecimiento. Por ejemplo en créditos productivos, la ciudad generó algomás de 1.200 millones de dólares, una cifra que refleja el dinamismo económico de la urbe. “La migración también ha jugado un papel clave, generando 3.154 millones de dólares en movimiento económico, lo que pone de manifiesto la importancia del emprendimiento en El Alto”, complementa.
Según la presidenta de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios (Cainco) de El Alto, María Cristina Soto, la segunda ciudad más poblada de Bolivia “es el primer motor que define la economía del país”, sintetiza.
Según Soto, esta urbe tiene aproximadamente 27.721 empresas, donde predominan las microempresas (90.6% del total) y pequeñas empresas. Aunque no existen datos oficiales sobre el aporte exacto de El Alto al Producto Interno Bruto (PIB), expertos como Moreira y el analista económico Rodney Pereira coinciden en que el aporte de El Alto representa un 9% del PIB nacional; esta cifra es parte del 26% del PIB del departamento de La Paz que es segunda ante una Santa Cruz que ostenta el primer puesto con 31,5 por ciento.
“El PIB de la ciudad está estimado en alrededor de 3.500 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 9% de la producción nacional”, refrenda Pereira.
CRISOL NACIONAL
A nivel cultural, El Alto es un crisol de identidades. Más del 60% y hasta el 70% de las personas que se autoidentifican como aymaras viven en esta ciudad, resalta Laruta. Desde la fundación de Bolivia en 1825, El Alto expresa la integración de los aymaras en la identidad nacional boliviana.
“Es una pequeña Bolivia donde hay aymaras, quechuas y donde distintas culturas y conviven juntas”, dice Rury Balladares, secretario Municipal de Gestión Institucional de la comuna alteña.
Beatriz Zegarrundo, vocera de la Alcaldía de El Alto, dice que “El Alto ha mantenido la pollera como símbolo de la mujer aymara, un valor cultural que fortalece la identidad de la ciudad. Sin la mujer de pollera, no habría El Alto”, añade.
Asimismo, cuenta con una población joven que representa un 30% de los habitantes. “Es una ciudad joven y ese también es uno de sus valores”, destaca Pereira.
El Alto no solo es un motor económico, sino también político. “El Alto ha sido clave en el ámbito político, especialmente desde la Guerra del Gas en 2003, un evento que demostró su capacidad para decidir el rumbo político del país.
Por esta razón, El Alto es la segunda ciudad más importante del país y juega un papel crucial en el equilibrio político con Santa Cruz”, menciona la historiadora Sayuri Loza. Ese año fallecieron al menos 60 personas, la mayoría de la urbe alteña, en la revuelta popular que supuso la renuncia del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. El Alto, con su crecimiento económico, cultural, demográfico y político, se está posicionando como un referente nacional, demostrando que su potencial sigue en expansión.
Los 8 pilares alteños para Bolivia
Estos son los 8 puntos que explican el peso de El Alto y su importancia en el país. Expertos, entidades e instituciones muestran esta realidad en números e ideas.
- Crecimiento poblacional y juventud: En 2012, El Alto tenía 848.452 habitantes, y en el Censo de 2024, la población alcanzó los 1.109.048 habitantes. De acuerdo a estudios, el 60,3% de Alto es joven, son menores de 30 años.
- PIB significativo: Con un Producto Interno Bruto (PIB) estimado en 3,500 millones de dólares, que representa el 9% del PIB nacional, El Alto juega un papel clave en la economía.
- La relación con Santa Cruz: El Alto es un punto estratégico de distribución de productos importados, funcionando como un “puerto seco”, lo que dinamiza la economía local. Además, mantiene una estrecha relación con Santa Cruz; es importante consumidor de productos cruceños, mientras que la migración de alteños ha dado lugar a emprendimientos tanto en El Alto como en Santa Cruz.
- Emprendimiento, innovación y “Tecnópolis”: La ciudad se destaca por su cultura emprendedora y es un centro de negocios, tecnología e innovación, con sectores clave como el comercio, la mecánica, la robótica y la informática. Es conocida como el “Tecnópolis más alto del mundo”, debido a su desarrollo tecnológico, cultural y social.
- Diversidad cultural y migración: El Alto es una ciudad multicultural, formada por migrantes de diversas regiones, especialmente aymaras, cuya identidad está plenamente integrada en la nación boliviana. La migración constante de personas contribuye al crecimiento y a la diversidad cultural de la ciudad.
- Ubicación estratégica y turismo: La proximidad a La Paz y su aeropuerto internacional hacen de El Alto un punto logístico crucial. Además, cuenta con un creciente potencial turístico gracias a la cultura aymara, feria 16 de Julio y sus vistas panorámicas. Anualmente, la ciudad recibe a más de 60.000 visitantes internacionales, según datos del INE.
- Su valor empresarial: Con 35,000 unidades económicas registradas, El Alto alberga un ecosistema diverso de pequeñas y grandes empresas que generan empleo local. Además, exporta productos manufacturados, como confecciones, artesanía y textiles, aprovechando su mano de obra calificada.
- Influencia política y social: El Alto ha sido un centro clave de movilización en la historia reciente de Bolivia, desempeñando un papel crucial en la vida política, económica y social del país. En 2003, fue el epicentro de la histórica “Guerra del Gas”. Hoy, El Alto es considerado el bastión político más grande del país, capaz de influir decisivamente en los destinos nacionales.